Cuántas veces hemos escuchado a los veganos y vegetarianos decir que ningún animal debería morir para que nos alimentemos. La verdad es que para muchas personas puede hacer sentido. Pero acaso ellos se darán cuenta de que muchos animales siguen muriendo para alimentarlos.
En el año 2003 la Universidad de Oregon publicó un artículo, en el que decía que la dieta menos dañina era una en la que comiéramos grandes herbívoros, y no una dieta vegana.
Muchos insectos, ratones, pájaros y sapos son asesinados por la producción de cosechas intensiva. Si las 120 millones de hectáreas destinadas a cosechas en Estados Unidos, fueran usadas para cultivar alimentos que se adaptan a la dieta vegana, se estima que 1.8 mil millones de animales serían asesinados para apoyar una dieta basada en plantas.
Se puede discutir esta cifra, ya que cada terreno es diferente, pero lo que sí queda claro, es que la dieta vegana no hace que los animales dejen de morir para alimentarnos.
Obviamente que algunas personas pueden argumentar que es distinto matar animales que viven en los campos cultivables como conejos, ratones, pájaros, etc. Para consumir una dieta vegana, en vez de matar animales criados como pollos, chanchos, ovejas y vacas para consumir una dieta omnívora.
Pero si al final del día, adoptas una dieta vegana para evitar la mayor cantidad de muertes posibles, sería más moral de tu parte comer herbívoros más grandes, como las vacas, que han sido criadas en praderas, comiendo pasto, no con granos, y de esta forma menos terrenos tendrían que ser cultivables, y así menos animales morirían.
La calidad de vida del animal sigue siendo algo fundamental. Este novillo que me estoy comiendo:
¿cómo fue criado?
¿encerrado, o en un espacio libre para vivir su vida literalmente como un vacuno?
¿Se le trató bien y con respeto cuando murió?
¿Sufrió, o su matanza fue lo más humanizada posible?
Si es que queremos hacer una decisión moral, son estas el tipo de preguntas que debemos hacernos, y buscar fuentes de carne criadas lo más humanamente posible.
Gracias a Dios hoy en día están empezando a haber etiquetados como el “GAP”, que certifican el bienestar animal, lo que nos hace un poco más fácil tomar la decisión de qué producto consumir.
Además de ver el lado moral, debemos también cuestionarnos si comer carne es sustentable. Se requieren muchísimos más recursos para producir una dieta basada en granos, que una dieta que la proteína viene de animales alimentados con pasto.
En un sistema saludable y sustentable, el ganado, a diferencia de los granos, requiere mucho menos uso de maquinaria pesada, irrigación, fertilizantes químicos, herbicidas y pesticidas. Los granos además necesitan mucho procesamiento, empaque poco sustentable y transporte.
Además no hay que olvidarse del enriquecimiento, todas las vitaminas y minerales que se han perdido durante el procesamiento, necesitan volver a ser añadidas cuando los granos se transforman en pan blanco, pastas, harina, galletas, etc.
También existe otro beneficio medioambiental de comer animales alimentados con pasto. No necesitan competir con los humanos por las tierras de cultivo. Cabras, chanchos, ovejas, vacas, pollos y otros animales pueden surgir en tierras marginales que no servirían para la producción de vegetales y granos.
Por último, no es posible tener campos de vegetales saludables sin ningún tipo de entrada animal. Necesitamos productos animales en descomposición para tener una tierra saludable. Son imperativas las fecas, orinas, sangre y huesos para tener una bacteria viva, calcio, nitrógeno, hierro y otros elementos requeridos para la vida. Los animales que pastan nos proveen todo esto.
Tierra sana y sustentable, no es lo mismo que tierra que no se toca. Hoy en día hay mucha tierra que está en conservación. A pesar de que hay campos llenos de pasto y bosques frondosos, y solamente se usan para caminatas y preservar los pájaros, es importante darse cuenta que para que se mantengan saludables estos campos, necesitan herbívoros para que procesen los pastos y fertilizar la tierra.
La tierra necesita ser usada, no cerrada. No podemos simplemente cercar paisajes y esperar que se mantengan saludables cuando no hay animales que pasten para que cumplan el ciclo de los nutrientes.
La mejor dieta para nosotros y el planeta es aquella que se centra en los alimentos no industrializados.
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Rica y saludable